Internet descentralizada: la Web1, Web2 y Web3
Internet mantiene al mundo conectado, a la economía en movimiento y a las industrias en funcionamiento. El mundo ya no puede existir sin tener acceso a Internet.
Lo que la mayoría de la gente no ve, o, mejor dicho lo que no se preocupan lo suficiente por ver, es que existe una autoridad central que controla, cual titiritero, tu experiencia en la red informática mundial. De hecho, los sitios que visitas, los elementos que buscas o los anuncios en los que haces clic están registrados con el fin de personalizar tu experiencia.
Este gigante es el Internet que usamos actualmente, también conocida como la Web2. Para la mayoría de nosotros, intercambiar un poco de privacidad por información no es tan malo. Para otros, es un problema. La Web3 fue diseñada para solucionar este problema. A medida que evoluciona, aumenta el alcance de lo que puede ofrecer un internet descentralizada. En este artículo se analizarán las similitudes y diferencias entre la Web1, la Web2 y la Web3 y cómo afectarán la forma en que procesamos la información en el o futuro.
La Web1 y la Web2
La Web1 fue la internet en su etapa más primitiva. En esta era, los sitios web eran páginas informativas de solo lectura. No existían las opciones de comentar o sugerir. Podías enviar correos electrónicos, pero solo con texto, no podías cargar fotos ni imágenes. Algunas personas usan el término Red de entrega de contenido (CDN, por sus siglas en inglés) para describir a la Web1, porque todo lo que hacía era mostrar datos en crudo.
La Web2 es la internet que conocemos ahora, una evolución de las páginas estáticas. La interacción con el usuario es el enfoque principal en esta etapa. Esto marcó el surgimiento de las redes sociales, los blogs y los juegos en línea.
Durante los primeros días de la Web2, la mensajería instantánea o IM, era punto principal.
Las cosas eventualmente crecieron hacia la posibilidad de compartir archivos y contenido generado por los usuarios. Este contenido incluye blogs, sitios web personalizados, podcasts, transmisiones de video y seminarios por internet. Nos encontramos en un momento en que la internet es una parte fundamental de nuestras vidas, como la comida o el agua.
Un aspecto importante de la Web2 es la propiedad frente al acceso. Tienes la libertad de usar casi cualquier sitio web en internet, crear una cuenta y consumir cualquier contenido que se ofrezca. No obstante, la cuenta y todo lo demás que haya asociado con ella, incluido aquello que hayas pagado, no te pertenece.
Cuando usas una aplicación en línea o un juego, independientemente de que hayas comprado una licencia para usarlo, no es tuyo. Solo estás pagando para acceder a ello. Todo sigue perteneciendo a la empresa que está detrás.
En el gran esquema de las cosas, nadie realmente posee nada en internet; quizás con la excepción de los mismos ISP. Incluso las empresas que hicieron todos los juegos y las aplicaciones tuvieron que pagar para acceder a ellos. Aunque rara vez ocurre, si un proveedor decidiera retirarles el acceso, podría hacerlo repentinamente.
Web 3
A grandes rasgos, puedes referirte a la Web3 como la internet descentralizada. Es similar a una blockchain, por lo cual algunas personas las usan de forma intercambiable.
En oposición a la Web2, donde hay un servidor central que controla las actividades del usuario, en la Web3 todos son servidores. En la Web3, cada red individual es responsable de su mantenimiento y de otros servicios dependientes.
Los usuarios poseen y controlan sus datos de forma absoluta en la Web3. En la red descentralizada, también es más fácil transferir activos digitales y criptomonedas. Cuando usas una aplicación en la Web3 (que también se conocen como Dapps), puedes ayudar a construirla y mantenerla, o incluso puedes comprar su propiedad parcial.
El mayor compromiso para todo esto es la velocidad. Las cosas se procesan en una fracción de la velocidad de la Web2. Las Blockchains, como Bitcoin y Ethereum, comparten la misma lucha en cuanto a las tasas de rendimiento.
La mayor privacidad también viene con una falta de control. La Web3 afirma estar libre de censura, lo que significa que no hay ninguna barrera contra los contenidos llenos de odio, el acoso cibernético y los delitos cibernéticos, como tampoco contra todas las demás cosas que tu ISP de la Web2 solía mantener lejos tuyo.
¿Cómo se relaciona esto con la blockchain?
Si bien es demasiado pronto para saber si la Web3 se convertirá en la regla, la idea de tener una internet centralizada que reúna a los expertos en tecnología que piensan de forma similar; los desarrolladores pueden colaborar fácilmente en las Dapps y mantener una blockchain, y es en este terreno neutral del proceso de descubrimiento donde se produce el intercambio y donde surgen nuevas ideas innovadoras.
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